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viernes, 4 de diciembre de 2015

CIRUGÍAS GÁSTRICAS PARA MENORES (Con opinión mía en la nota)





CIRUGÍAS GÁSTRICAS PARA MENORES

Un Exceso por otro

POR DEBORAH MANIOWICZ

No importa si son niños ricos o pobres. Si sus padres los llevan a comer a restaurantes gourmet o si se meten a la boca lo primero que encuentran. La obesidad infantil no distingue sexo ni clase social. Según datos de la OMS, la Argentina presenta el mayor porcentaje de obesos menores de cinco años de toda América latina, un 7,3 por ciento. Además, según la Encuesta Mundial de Salud Escolar realizada en 2012, el 28,6 por ciento de los adolescentes de 13 a 15 años tienen sobrepeso y el 5,9 son obesos. Que los niños comen mal no es una novedad, pero en los últimos años surgieron tratamientos de lo más controvertidos para tratar el exceso de peso: campamentos para adelgazar, operaciones de reducción de estómago y by pass gástrico. ¿Cuáles son las consecuencias de una infancia con sobrepeso y cómo puede afectar este tipo de intervenciones en la salud psíquica y física de los menores? 
Intentando sacarles dramatismo a las intervenciones quirúrgicas teens, Jorge Harraca, coordinador de la Comisión de Cirugía Bariátrica de la Asociación Argentina de Cirugía y con seis intervenciones a chicos de 14 a 18 años en su currículum, dice que “en nuestro país las cirugías no se hacen de forma rutinaria sino en casos específicos de obesidad mórbida. Es una alternativa para nenes de 11 años o más cuando se agotan las instancias intermedias. No se deben haber realizado más de cien intervenciones, pero estimo que va a ser una alternativa cada vez más frecuente porque los resultados son buenos”.
Según Harraca, cuando un paciente llega a consulta, los pasos a seguir son las siguientes: 1) Se averigua la historia alimentaria del paciente y su grupo familiar. 2) Se evalúan las condiciones propias del paciente, como las enfermedades genéticas. 3) Se trabaja en un marco multidisciplinario (psicóloga, cirujano, nutricionista y pediatra) sobre las pautas de comportamiento del niño. 4) Se decide el tratamiento médico. 5) Se espera alrededor de seis meses para ver si el paciente tiene una respuesta positiva. 6) Se evalúa el éxito o el fracaso del tratamiento y, si no funcionó, se evalúa realizar una operación.
Felisa Lambersky de Widder, médica pediatra y psicoanalista (APA e IPA), considera al by pass en infantes “una atrocidad, porque es un ataque al cuerpo. El problema no está en el tubo digestivo. El niño es un sujeto, no es un obeso. Lo importante es entender qué le pasa con la comida. No estoy de acuerdo con la operación, ni como primer recurso ni como último. Operarlo es una situación traumática que no resuelve el problema”. 
Las operaciones más frecuentes en niños son dos: el by pass gástrico, que según Harracarequiere más controles desde el punto de vista alimenticio, y la gastrectomía en manga, que se realiza “cuando el paciente, aparte de obesidad, tiene diabetes e hipertensión”, y consiste en una cirugía de reducción de estómago a una forma tubular, lográndose que mastique más lentamente y tenga mayor saciedad.
Berta Spaini, psicóloga y directora del centro Vivir Delgado, dice que, se haya intentado o no un tratamiento, la intervención es una medida “prematura”: “Conozco muchos casos de gente que se ha operado y ha vuelto a aumentar, entonces hacerlo tan temprano es saturar las posibilidades”, dice. Respecto de la solución, Spaini cree que “hay que trabajar con la familia del chico sobre pautas alimenticias y el acento no debe estar puesto en adelgazar sino en tener una vida saludable”. Para la especialista, el sedentarismo, la poca vida social, el poco contacto con la naturaleza y el exceso de tecnología crean un entorno amigable para el sobrepeso.
La obesidad infantil es una epidemia mundial. Existen 42 millones de niños y niñas con sobrepeso, el 80 por ciento en países en desarrollo. En América latina, 1 de cada 4 niños y adolescentes está excedido de peso. Y según una investigación reciente del Centro de Estudios sobre Políticas y Economía Alimentaria y Evaluación Nutricional de la UBA, el 40 por ciento de los chicos argentinos tiene sobrepeso u obesidad.
En los chicos, el exceso de peso se determina mediante tablas de percentilos. El sobrepeso se ubica entre los percentilos 85 y 95 y la obesidad, por encima del 95.
Gabriela Saddakni, chef especialista en cocina saludable, hace foco en que “la obesidad infantil tiene que ser abordada de un modo interdisciplinario y trabajando con el grupo familiar. Aun cuando la operación conlleva un descenso importante de peso, ese niño, su familia y su entorno necesitan una reeducación alimentaria. Vivimos en una cultura obesogénica que descuida a los niños ofreciéndoles comida hipercalórica, llena de grasa y azúcar, que estimula el paladar para querer comer más”.
Para intentar corregir las cifras de obesidad, la organización médica Sublimis creó un “campamento para adelgazar para niños de hasta 15 años” que busca que bajen de peso, retomen la actividad física, aprendan sobre nutrición aplicada a su rutina, obtengan contención psicológica y prevengan enfermedades. Para Lambersky de Widder, “todo lo que sea poner el foco en el chico es estigmatizarlo. Tanto en medicina como en psicología, el síntoma es la expresión de algo. Si mandamos un chico a un campamento para adelgazar, estamos focalizando en que es gordo. Es como que a un chico que tiene problemas de vista lo mandemos a un campamento para chicos con anteojos, y si se hace pis encima, le hablemos de ese problema todo el tiempo”.
Respecto del entorno, Saddakni resalta que “un niño obeso es consecuencia no sólo de una genética determinada, sino de un entorno social. El hecho de estar hablando sobre la cirugía bariátrica en niños nos tiene que hacer sonar una alarma como sociedad. Uno puede mirar la situación particular del niño obeso que está sufriendo física y psicológicamente y la operación bariátrica puede parecer una solución posible –aunque todavía no hay suficiente evidencia de los resultados a largo plazo–, pero si la pensamos en varias generaciones de niños y entendemos la obesidad infantil como un problema de salud social, creo que se requieren otras respuestas más abarcadoras y menos miopes, como políticas públicas y leyes” 
Un problema urgente
  • 7,3 por ciento de los niños menores de 5 años son obesos en la Argentina.
  • 28,6 por ciento de los adolescentes tienen sobrepeso en la Argentina.
  • 100 cirugías aproximadamente se realizaron en el país a adolescentes.
  • 11 años o cuando se completa el desarrollo óseo es la edad mínima para intervenir.
Fuentes: OMS, Encuesta Mundial de Salud Escolar.

http://www.veintitres.com.ar/article/details/49108/un-exceso-por-otro




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