
Buenos días, hoy es un día muy especial porque estrenamos una nueva sección: La nutrición y los niños. Hoy en concreto me gustaría hablar de los comedores escolares, y sobre todo, de una nueva modalidad de alimentación, el tupper.
Esta práctica siempre ha estado vinculada a unos sectores en concreto como la universidad y el trabajo… y ya estaba tardando en llegar también a los colegios.
Los niños que comen en comedor no siempre están a gusto con las comidas que estos ofrecen, bien porque se ven demasiado presionados por el cuidador del mismo (aunque no intencionadamente), bien porque la comida no es como la de casa... Todos estos motivos llevan a que los niños busquen las vueltas para conseguir comer poco o nada de lo que se les pone, y esto es un problema ante todo para su salud. Para esto existe una solución, es verdad que algo “engorrosa” para el cuidador pero con ella podemos conseguir que los niños se acostumbren a comer de todo y esta es… el tupper.
La realidad es que si el tupper se está empezando a introducir en los colegios no es porque los niños no quieran comer la comida del comedor, más bien todo está relacionado con la situación que estamos viviendo hoy en día, la crisis. Los padres se encuentran ante tres problemas: la economía no llega para cubrir el comedor del niño, el horario laboral no permite estar en casa a la hora de la comida y además, en ocasiones, no hay a quién recurrir para que se encargue del niño en la hora de la comida.
La solución a este problema como ya hemos dicho es sencilla, recurrir al tupper.
Puestos ya en situación, debemos plantearnos ¿Cómo podemos conseguir que los más pequeños de la casa lleven una alimentación equilibrada usando el tupper?
Pues bien, leyendo las publicaciones y recomendaciones de la SEDCA y de la Fundación Alimentación Saludable, he sacado una serie de conclusiones que se resumen en una única y es... que el tupper no es un obstáculo para una alimentación equilibrada. No es un gran descubrimiento, pero partiendo de esta premisa podemos dar pequeñas pautas para que realmente el tupper no sea un enemigo sino más bien un aliado.
Todos sabemos que tras la lactancia, el niño va aprendiendo a comer, descubre la gran variedad de texturas y sabores que los alimentos ofrecen y es por esto que al entrar en la etapa escolar, padres y profesores se deben sincronizar, y tanto en el comedor como en casa los niños aprendan a valorar los alimentos, la gastronomía que hoy por hoy es muy rica y variada.

Bien, la primera regla para conseguir que el tupper funcione en el comedor escolar la sabemos, pero hay otras de gran importancia que os resumo a continuación:
- Debemos planificar el menú, lo mejor es hacerlo semanalmente para evitar improvisaciones y repeticiones.
- Para que los niños aprendan a comer y de una forma divertida, debemos jugar con los colores, es muy probable que una ensalada en la que solo haya lechuga (verde) no les apetezca pero existe una gran variedad de lechugas con mezclas de color muy atractivas, si además incorporamos zanahoria, tomates, maíz… hacen una combinación de colores muy llamativa que puede hacer el plato más apetecible.
- La comida si la hacemos el día anterior, es importante que esta se conserve en refrigeración para evitar el enfriamiento lento ya que podemos contaminar el plato; no es algo que hagamos a propósito, pero la temperatura a la que dejamos el plato enfriando sirve para que los microorganismos se desarrollen, ya que son temperaturas muy cálidas y es un medio de cultivo muy rico para estos organismos. Por lo tanto, al acabar de cocinar la comida lo mejor es ponerla a enfriar rápidamente bajo agua fría y posteriormente meterla en el frigorífico.
- Es muy importante, y como todos sabréis, llevar separados alimentos crudos de los cocinados, es decir separar la ensalada del filete, por ejemplo.
- Etiquetar bien los recipientes para evitar confusiones.
- Los alimentos que se vayan a recalentar mejor hacerlo en un recipiente aparte, no hacerlo en el propio tupper ya que si es de plástico puede desprender sustancias tóxicas, o utilizar aquellos tupper que se puedan utilizar en el microondas.
Mantener en refrigeración las comidas antes de su precalentamiento ayuda a conservar sus propiedades. Sabemos que al volver a calentar se van a perder muchas de estas propiedades pero si mantenemos la higiene y realizamos una correcta conservación conseguiremos que esta alimentación sea lo más saludable posible.
Dicho esto, debo recalcar que las personas encargadas de los comedores de los colegios, no deben limitarse sólo a conseguir que los niños se lo coman todo sino ayudar en la educación nutricional de los niños y es que si transmitimos bien el mensaje y nos ayudamos de métodos más interactivos los niños no sólo comerán lo que corresponde cada día sino que además conseguiremos que aprecien los alimentos y disfruten comiendo ya que como todos sabemos “la comida es uno de los grandes placeres de la vida”.
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